jueves, 31 de julio de 2014

Como Tejedores de Reino. P. Jorge Cela, S.J. Presidente de la CPAL.





Quiénes somos 

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios. Herederos de Misioneros y educadores, viajeros y descubridores, cartógrafos y geógrafos, hombres de teología y espada, de ciencia y espiritualidad, conspiradores políticos o pacificadores, los jesuitas han sido, desde la fundación de la Compañía de Jesús una de las órdenes religiosas más importantes y controvertidas de la cristiandad; efectivamente, un grupo muy influyente a nivel mundial.

Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)

Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933

Bula de la Santa Cruzada en América
Se dedicaba a los gastos de la guerra contra los infieles




Lima, 31 de julio de 2014

Alguien dijo definió el especialista como aquel que sabe casi todo sobre casi nada. A medida que aumenta la acumulación de conocimientos por la humanidad, la mente humana va encontrando su límite. El conocimiento enciclopédico se va haciendo cada vez más difícil y vamos entrando en el reino de las especializaciones. Es imposible acumular tanta información en el cerebro.

El peligro es que esta fragmentación del conocimiento pierda de vista que la realidad es una sola, donde todas las funciones están integradas e interrelacionadas.

Las computadoras han venido al rescate de la mente humana. Ellas acumulan los conocimientos. Nos toca a nosotros relacionarlos, integrarlos, y crear nuevos combinando de nuevas formas lo ya conocido. El saber individual es menos importante que esta capacidad creativa de relacionar e integrarnos para responder a las preguntas que nos hacemos.

Cuando se acumulan las informaciones tenemos el peligro de perdernos en las hojas y no ver el bosque. Que nuestro trabajo por sectores pierda de vista la integralidad de la realidad. Los sectores son una construcción mental que fragmenta la realidad para poder conocerla mejor. Pero si no complementamos este proceso analítico con una visión integradora, perdemos de vista el objetivo. Un médico especialista no puede prescindir de la totalidad del paciente, porque puede tener otras complicaciones de salud, o estar afectada por depresión o pérdida de memoria, y con un diagnóstico acertado pero parcial, puede no acertar en el tratamiento.

La mirada global tiene que ayudarnos a ver la realidad en su complejidad y obligarnos a actuar intersectorialmente. Por eso el conflicto, la incomunicación o la competencia entre sectores siempre trae como consecuencia el debilitamiento de nuestra acción.

Nuestro proyecto apostólico común (PAC) tiene esto muy presente. Dice expresamente:

“El sentido más específico de la propuesta es su carácter transversal. Pretende entrelazar sectores, redes y centros interprovinciales en torno a las prioridades, objetivos y acciones que se establecen en el PAC, e involucrarlos conjuntamente en la elaboración de proyectos concretos. La fecundidad de nuestro servicio dependerá, en buena medida, de la capacidad que tengamos para articular y colaborar entre las diferentes instancias apostólicas existentes, en cada una de las Provincias y Regiones como a nivel de América Latina y el Caribe. El Proyecto Apostólico Común debe generar sinergias que, además de incrementar el impacto de nuestras acciones, nos impulsen a crecer como un único cuerpo apostólico.”

Muchas Provincias al organizarse en plataformas apostólicas han fortalecido esta visión intersectorial. No se trata de eliminar la riqueza que aporta la especialización para la mejora de la calidad de nuestra acción, sino de integrarla en una visión multidisciplinar que invite a un trabajo en equipo entre los distintos sectores para transformar una realidad única y compleja.

El enfoque intersectorial busca tejer las redes, que tienden a ser más especializadas, con un enfoque sistémico, que percibe la realidad orgánicamente interrelacionada. No es fácil el trabajo de tejer redes horizontales con estructuras verticales de distintos colores o sectores, para obtener un paño de acción con el diseño adecuado. Eso nos exige escucha atenta, profundización sobre la realidad y nuestra misión, coordinación y planificación estratégica y trabajo en equipo. A veces no estamos acostumbrados a un tejido tan fino y exigente y nos dejamos llevar por el activismo superficial e individual. El PAC nos invita a emprender otro camino. Ninguna de las prioridades lo es para un sector. Son para que todos los sectores las enfrenten interdisciplinariamente.

Y muchos lo han asumido con entusiasmo. Ahí está la respuesta a la Campaña de Hospitalidad propuesta por la Red Jesuita con Migrantes; el compromiso deIgnacianos por Haití emprendido por FLACSI; el Plan de Formación para la Colaboración, hecho con la cooperación de varios sectores; la campaña de incidencia Por una Educación de Calidad Para Todos y Todas; los proyectos Caribe y Panamazónico; la coordinación del sector de pastoral juvenil y vocacional con los de educación y parroquias: y muchos ejemplos más.

Hemos adoptado un enfoque sistémico abierto, conscientes que la realidad en que realizamos nuestra acción no es un coto cerrado, sino un campo abierto a múltiples y diversas influencias, que nos retan a comprender su complejidad y a actuar junto a otros aliados, conscientes de que entramos en un sistema más amplio y con multiplicidad de actores.

Ciertamente somos un sistema en el que cuanto más los miembros estamos entusiasmados con nuestra identidad jesuita y más comprometidos con nuestra misión, concretada en un proyecto apostólico común, más eficaces seremos en alcanzar las metas que nos proponemos.

Esta perspectiva integradora se hace necesaria en un mundo “líquido” en el que las personas tienden a adaptarse a los valores que les vende el mercado, en el que “en lugar de transformarse en proyectos de largo plazo y alcance, los deseos tienden a privilegiar programas con resultados inmediatos e inmediatamente concretos. ¡Los experimentos sustituyen las experiencias de vida! De allí resulta que las ideas como amor, amistad, matrimonio, familia, justicia, derecho, solidaridad, vida consagrada, entre tantas otras, con frecuencia se disuelvan, se pulvericen, se derritan, se licúen. Relaciones superficiales, transitorias y descartables prevalecen sobre relaciones sólidas, dispuestas sobre cimientos igualmente sólidos”[1].

De ahí la importancia que aprendamos a trabajar con otros de manera intersectorial. Los actores solitarios terminan dando palos de ciego a una piñata que cada vez se les aleja más.

[1] Alfredo Gonçalves, El Deseo como Fuente de Energía Solidaria, In:www.cpalsj.org/380.html, 11 de julio de 2014.
P. Jorge Cela, S.J.
Presidente de la CPAL

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