miércoles, 2 de julio de 2014

Celebrando los 40 años del D.4º CGXXXII, un buen momento para contemplar serenamente los cambios vividos por una buena parte de los jesuitas y colaboradores laicos (Coadjutores Jesuitas Temporales), que hoy componen la Compañía.




Quiénes somos 

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.

Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)

Bandera de las Américas, adoptada como símbolo de las Américas
por la séptima conferencia internacional Americana de
Montevideo el 13 de diciembre de 1933

Bula de la Santa Cruzada en América
Se dedicaba a los gastos de la guerra contra los infieles



En el año 2015 se celebrarán cuarenta años del decreto cuarto, un buen momento para contemplar serenamente los cambios vividos. Este largo proceso ha sido experimentado en primera persona por una buena parte de los jesuitas que hoy componen la Compañía. Hemos convocado a algunos de los protagonistas para que puedan expresar lo que ha supuesto este decreto en la vida de la Compañía y describir la situación en la que nos encontramos hoy. El presente número 115 de Promotio quiere aportar un balance inicial de este proceso, que pueda servir de base en provincias y conferencias para realizar una reflexión sobre este tema durante el próximo año. Por Patxi Álvarez sj, Promotio Iustitiae, n° 115, 2014/2. 


En 1975 la Congregación General 32 (CG 32) de la Compañía actualizaba la formulación de su misión en su decreto cuarto: ”la misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta” (n. 2) y consideraba ”la promoción de la justicia como parte integrante del servicio presbiteral de la fe” (n. 18).
La Congregación era consciente de las muchas injusticias del mundo de entonces y las percibía como formas de ateísmo, de rechazo al Dios de la vida. A su vez, entendió que aunque el ser humano podía enfrentar aquellas situaciones, no lo quería de verdad, pues no estaba dispuesto a soportar el coste de los cambios (n. 27).
Aquel decreto conmocionó la Compañía por su radicalidad. Los padres congregados fueron lúcidos y se dieron cuenta de que si la Compañía comenzaba a trabajar por la justicia, habría de pagar un precio (n. 46). Así ha sido: desde entonces más de una cincuentena de jesuitas y muchos más colaboradores laicos han muerto por su compromiso de fe en favor de la justicia. El texto anunciaba un renacimiento de la Compañía, que se unía al proceso de renovación que el propio Concilio, unos años antes, ya había desencadenado.
El decreto cuarto supuso una conversión dolorosa para los jesuitas, un proceso que no estuvo exento de errores, ni de conflictos. Unos pocos años más tarde, en 1983, la CG 33 hacía un elenco de ellos (d. 1, n. 32-33). Señalaba que la interpretación del decreto había sido en ocasiones truncada, unilateral, o no bien ponderada. También decía que no siempre se había comprendido la justicia social a la luz de la justicia evangélica y que la Compañía no se había entregado por entero a esta misión. Añadía que ni el espiritualismo desencarnado ni el activismo meramente secular sirven verdaderamente para la proclamación íntegra del Evangelio.
La CG 34, en el año 1995, afirmaba que el compromiso en la promoción de la justicia había sido un regalo de Dios maravilloso, que había puesto a la Compañía en buena compañía, junto al Señor, junto a los pobres y junto a todos los comprometidos en favor de la justicia. Esto había supuesto una renovación de la fe, la esperanza y el amor (d.3, n. 1). Pero también recordaba las dificultades habidas: a veces la promoción de la justicia se había separado de su fuente, la fe; dogmatismos e ideologías habían alimentado la oposición entre jesuitas y nos había faltado coraje para convertirnos a nosotros mismos y a nuestras instituciones apostólicas (d. 3, n. 2).
El P. Kolvenbach, allá por el año 2000, escribía una carta sobre el apostolado social en la que también hacía un balance del apostolado social. Junto a elementos positivos notables, como la entrega, energía y creatividad en todos los rincones del mundo, indicaba también las dificultades crecientes: eran cada vez menos y menos preparados los jesuitas dedicados a este 6 Secretariado para la Justicia Social y la Ecología apostolado, a veces desanimados y en soledad, con escasa organización. Decía que el apostolado social corría el riesgo de ”perder su vigor e impulso, su orientación e impacto. Si esto ocurriera a una determinada Provincia o Asistencia, entonces por falta de un apostolado social vigoroso y bien organizado, la dimensión social esencial se desvanecería también poco a poco”.
El año 2015 se celebrarán cuarenta años del decreto cuarto, un buen momento para contemplar serenamente los cambios vividos. Este largo proceso ha sido experimentado en primera persona por una buena parte de los jesuitas que hoy componen la Compañía. Hemos convocado a algunos de los protagonistas para que puedan expresar lo que ha supuesto este decreto en la vida de la Compañía y describir la situación en la que nos encontramos hoy. El presente número 115 de Promotio quiere aportar un balance inicial de este proceso, que pueda servir de base en provincias y conferencias para realizar una reflexión sobre este tema durante el próximo año.
Los autores han optado en bastantes casos por incluir referencias de su trayectoria personal en la Compañía, que ven ligada a la puesta en práctica del decreto. Muchos de ellos se han decantado por agradecer ”tanto bien recibido” (Ejercicios n. 233). En total se recogen 19 artículos casi todos de jesuitas, con contribución de dos personas laicas procedentes de las seis conferencias.
Un modo sencillo en que se puede utilizar este número de Promotio en comunidades y grupos consiste en seleccionar unos pocos artículos por su interés, proponerlos para su lectura y realizar colectivamente ese mismo esfuerzo de los autores de agradecimiento y de valoración de la situación presente.
Ese ejercicio dará lugar con seguridad a compartir muchas mociones interiores y nos ayudará a renovar una vez más nuestro deseo de ”buscar el Reino de Dios y su justicia” (Mateo 6, 33), para que así, a todos todo se les dé por añadidura.
Tomado del editorial de la revista PromotioIustitiae, n° 115, 2014/2

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