martes, 25 de marzo de 2014

La Red de Líderes de América Latina y el Caribe por el Desarme Nuclear y la No Proliferación les hacerle llegar la declaración titulada “Sobre la Reducción Integrada de los riesgos Nucleares”.





Quiénes somos 
Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.

Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)


Sobre la reducción integrada de riesgos nucleares 
Marzo de 2014

En términos de reducción de riesgos nucleares, la prevalencia de intereses de estados o de grupos de estados frente a los de la comunidad internacional en su conjunto ha redundado a través del tiempo en dificultades prácticas para la negociación y ejecución de acciones multilaterales efectivas. Tal situación ha llevado a una clara tensión entre los compromisos de los estados poseedores y los de los no poseedores de armas nucleares. Así, las acciones de desarme nuclear y no-proliferación, más que sinérgicas a un fin último, que es la eliminación total de las armas nucleares, se han transformado en una representación tangible de intereses claramente divergentes.

En este sentido los países con armas nucleares, en aras de sus doctrinas de seguridad, continúan reticentes en cumplir los compromisos de desarme contraídos en el Tratado de No Proliferación y más aún desestiman siquiera la posibilidad de debatir un instrumento jurídico internacional vinculante que, en línea con la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, establezca la ilegalidad de las armas nucleares. El paradigma de la disuasión nuclear como fuente última de poder y respeto internacional sigue tan vigente como siempre y contamina profundamente cualquier propuesta de desarme. Si bien se han registrado reducciones en el número total de armas nucleares a través del tiempo, éstas no resultan suficientes si se contraponen con las crecientes inversiones en modernización e incremento del poder devastador de los arsenales, o cuando se las contrasta con la continuada producción de materiales físiles para usos militares en algunos países.

Desde el punto de vista del control de armas, visto no como un fin en sí mismo sino como paso necesario para el desarme nuclear, propuestas tales como un compromiso vinculante de los poseedores de armas respecto del "no primer uso", o del otorgamiento "garantías negativas de seguridad a los países no poseedores" tampoco logran el apoyo requerido.

En ese orden de cosas vemos con gran preocupación la ausencia de la mayor parte de los estados nuclearmente-armados en la Segunda Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares llevada a cabo en Nayarit, México en febrero del corriente año e interpretamos tal ausencia como una alarmante renuencia de tales estados, no sólo a la acción sino también al diálogo.

En cuanto a los compromisos de no-proliferación, a los que los países poseedores subordinan su desarme futuro, salvo muy contadas excepciones, el cumplimiento ha sido amplio. No obstante, en ausencia de progresos concretos en materia de desarme, se percibe cada vez con mayor claridad la reticencia y fatiga de aquellos países sin armas ni intenciones de poseerlas frente a la posibilidad de incrementar sus obligaciones o a propuestas tendientes a recortar los derechos al pleno desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos.

En medio de estos profundos dilemas en los que se debate el conjunto de los estados, la intención comprobada de actores no-estatales de obtener armas o materiales nucleares necesarios para fabricarlas, constituye una fuerte llamada de alerta que debe alcanzar a todos los miembros de la comunidad internacional.

En este contexto de riesgos crecientes el proceso político de las Cumbres de Seguridad Nuclear iniciado en Washington en 2010, ha atraído la atención internacional hacia su objetivo principal que es desarrollar acciones individuales y conjuntas para proteger los materiales y las instalaciones nucleares civiles de las amenazas del terrorismo nuclear y de cualquier uso criminal. Así, la Tercera Cumbre de Seguridad Nuclear, a realizarse en La Haya durante este mes de marzo, de la que participarán líderes de 53 estados y de 4 organizaciones internacionales, abre expectativas prometedoras de que tales propósitos se profundicen y concreten.

Sin embargo y aún reconociendo los progresos en seguridad nuclear alcanzados por los estados a partir de los compromisos adquiridos en el marco de las Cumbres, consideramos que subsisten aún fuertes desafíos que los líderes participantes en la Cumbre de La Haya deberán transformar en claras oportunidades.

Es importante tener presente en todo momento que las consecuencias catastróficas del potencial uso de un arma nuclear sofisticada o improvisada, por estados o por actores no-estatales, por su alcance global no discrimina países poseedores de no-poseedores. Es así que la necesidad de definir estrategias integradas para reducir en forma efectiva los riesgos nucleares se torna imprescindible y urgente.

En virtud de lo expuesto los abajo firmantes, miembros de la Red de Líderes de América Latina y el Caribe por el Desarme Nuclear y la No Proliferación dejamos sentado que:

1. Sostenemos que la reducción de los riesgos nucleares debe desarrollarse en forma integrada y multidimensional, balanceada e inclusiva entre todos los actores internacionales. En este sentido consideramos que las estrategias de desarme, no-proliferación y seguridad nuclear deben ser articuladas en un todo, preservando los derechos a los usos pacíficos de la energía nuclear. Esto implica responsabilidades compartidas por todos los estados, posean o no armas nucleares.

2. Reconocemos también un papel relevante de los actores sociales no-gubernamentales en la generación de estrategias de reducción de riesgos nucleares y en su implementación.

3. Efectuamos un llamamiento a todos los estados, independientemente de su condición de poseedores o no poseedores de armas nucleares, a participar en las diversas iniciativas de reducción de los riesgos nucleares y a establecer vías de trabajo cooperativo tomando como base el mejor interés de la comunidad internacional. En este sentido exhortamos con respeto y firmeza a los países nuclearmente armados a participar en los ámbitos de diálogo y negociación en los que se debatan caminos hacia el desarme nuclear total y las necesarias medidas de control de armas, con énfasis similar al que dedican al apoyo de los esfuerzos de no-proliferación y seguridad nuclear. 

 4. En particular alentamos a los países poseedores de armas nucleares a estar presentes en la Tercera Conferencia sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares a desarrollarse en Viena durante el año 2014 y a sumarse al debate que allí se realizará. 

 5. Respecto de las oportunidades que ofrece la Tercera Cumbre de Seguridad Nuclear a realizarse en La Haya instamos a los líderes participantes a: 

• Continuar promoviendo la adhesión universal a los instrumentos jurídicos vinculantes en materia de seguridad nuclear como son la Convención para la Protección Física de los Materiales Nucleares, su enmienda de 2005 (que aún no ha entrado en vigor por falta de las ratificaciones suficientes) y la Convención Internacional para la Supresión de Actos del Terrorismo Nuclear. 

 • Sentar las bases para el desarrollo de un sistema global de seguridad nuclear estable y eficiente que trascienda el proceso de las Cumbres y que asegure hacia el futuro que los esfuerzos realizados se profundicen y completen. 

• Pronunciarse en forma decidida a favor de la necesidad de incluir los materiales e instalaciones nucleares de uso militar como parte indisoluble de cualquier enfoque realista y efectivo de prevención del terrorismo nuclear y del tráfico ilícito. Es fundamental tomar en consideración que en instalaciones militares se almacenan la totalidad de las 17.000 armas nucleares existentes y el 85% de los materiales potencialmente utilizables para la fabricación de armas nucleares (uranio de alto enriquecimiento y plutonio). 

• Promover la adopción por parte de los estados de estándares de seguridad nuclear mínimos vinculantes que redunden en garantías a la comunidad internacional respecto de la protección responsable de sus materiales e instalaciones. 

• Desarrollar estrategias de inclusión y promover un nivel similar de compromiso de todos aquellos estados que no han sido hasta el presente participantes de las Cumbres. En este sentido la región de Latinoamérica y el Caribe representada por Argentina, Brasil, Chile y México se debería imponer un desafío de información, apoyo e inclusión hacia los 29 estados restantes que la componen. La Red de Líderes manifestó en su Declaración ante la Conferencia Nayarit gran parte de los conceptos aquí expresados a lo que queda por agregar que uno de nuestros mayores propósitos es cooperar desde América Latina y el Caribe para que ninguna vulnerabilidad de seguridad de la región pueda ser aprovechada directa o indirectamente por agentes del terrorismo o de la proliferación para lograr sus fines.

No nos cabe duda alguna que desarme, no-proliferación y seguridad nuclear deben ser partes de un sistema integrado de reducción de los riesgos nucleares, y que como tal, los esfuerzos deben ser armonizados en el marco de responsabilidades compartidas entre todos los estados y los actores no-gubernamentales. 

Consideramos que el cambio de antiguos paradigmas por nuevas ideas que prioricen el genuino interés global hacia la coexistencia pacífica entre las naciones, abrirá nuevas oportunidades para poder superar los profundos dilemas que implica la total eliminación de las armas nucleares y de los materiales aptos para fabricarlas, condiciones "sine qua non" para lograr mayor seguridad global. 

La Red de Líderes insta especialmente a los gobiernos y actores sociales de América Latina y el Caribe, unidos por el espíritu de Tlatelolco, a redoblar los esfuerzos para trabajar en forma conjunta y con otras regiones en la reducción integrada de los riesgos nucleares. 

El diálogo, la transparencia de intenciones, la prudencia y la ecuanimidad son las bases para transitar el arduo pero posible camino hacia un mundo más seguro. 

 Emitida el 10 de marzo de 2014.
[Siguen Firmas] 

Sergio Abreu, ex Ministro de Relaciones Exteriores y actual Senador de Uruguay. 
Irma Argüello, Presidente de la Fundación NPSGlobal - No-proliferación para la Seguridad Global, Argentina. 
Álvaro Bermúdez, ex Director de Energía y Tecnología Nuclear de Uruguay. 
Sérgio de Queiroz Duarte, ex Sub Secretario General para Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de Brasil. 
Sergio González Gálvez, ex Sub Secretario de Relaciones Exteriores y miembro del cuerpo diplomático de México. 
Oswaldo Jarrín, ex Ministro de Defensa de Ecuador. 
José Horacio Jaunarena, ex Ministro de Defensa de Argentina. 
Ricardo López Murphy, ex Ministro de Defensa de Argentina. 
Miguel Marín Bosch, ex Representante Permanente Alterno en las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de México. 
José Pampuro, ex Ministro de Defensa de Argentina. Jaime Ravinet de la Fuente, ex Ministro de Defensa de Chile. 
Camilo Reyes Rodríguez, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia. 
Ronaldo Mota Sardenberg, ex Ministro de Ciencia y Tecnología y miembro del cuerpo diplomático de Brasil. 
Noel Sinclair, Observador Permanente de la Comunidad del Caribe - CARICOM en las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de Guyana.

Sobre la reducción integrada de los riesgos nucleares (pdf)

Declaración inaugural de la Red de Lí­deres, emitida el 18 de junio de 2013 (pdf).

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