miércoles, 26 de febrero de 2014

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz sj.




Quiénes somos 

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.


Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)


Que Dios no se cansa de perdonar lo dijo Francisco Papa en la reflexión del primer Ángelus que rezó en la plaza de San Pedro, después de su elección como obispo de Roma. Aquel domingo, último de la cuaresma de 2013, el Sucesor de Pedro, refirió lo que había escuchado en un hospital a una señora enferma: “Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros lo que nos cansamos de pedir perdón”. Francisco escuchó la frase de alguien del pueblo y la devolvió al pueblo como Vicario de Cristo en san Pedro.

Durante la semana siguiente a pocas cuadras del Santuario de Pedro, caminando en el barrio pase junto a dos hombres mayores que repetían la misma frase sin cambiar una sola palabra: “Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.” La habían escuchado ellos mismos o repetida por otros, pero el mensaje de misericordia circulaba claro y preciso por todos lados.

Desde que Francisco inició su pontificado, los confesores tenemos en el confesionario la experiencia directa de los frutos de su predicación sobre el abrazo misericordioso del Padre Dios, como aparece en la parábola del hijo pródigo, porque mucha gente inicia comentando: “Vengo a confesarme por Francisco”, “Lo que dijo Francisco me ayudó a venir al confesionario”, expresan los penitentes. Y a los sacerdotes Francisco nos pide que el confesionario no resulte una sala de torturas.

En su catequesis sobre el sacramento de la reconciliación, el 19 de febrero de 2014, el obispo de Roma insistió sobre el tema: “Cuando voy a confesarme es para sanarme” dijo también que “es saludable tener un poco de vergüenza, porque si no somos ‘sin vergüenza’ como se dice en Argentina”. “No tengan miedo de la confesión” animó. “Cuando sentimos el perdón de Jesús quedamos con una paz tan bella que solamente Jesús nos puede dar”. Y explicó que como “estamos sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte a causa del pecado, podemos perder la vida nueva, por eso Jesús ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación, en particular con el sacramento de la reconciliación…”. La invitación de Francisco Papa es, de todos modos, a gustar el perdón de Dios en el confesionario porque “Dios es todavía más bueno que los curas”.

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