miércoles, 16 de octubre de 2013

Orden de San Ignacio de Loyola. ¡Ninguna injusticia puede ser ignorada!!! Reflexiones de las Buenas Nuevas Miércoles de la Vigésima Octava Semana del Tiempo Ordinario Octubre 16, 2013.



Hoy en día, nuestra misión consiste en 
“defender la fe y promocionar la justicia”
fe y justicia, como dos realidades inseparables,
que deben llamarse y enriquecerse mutuamente. 
Una tarea a llevar a cabo en diálogo con la 
cultura y con otras tradiciones religiosas

Quiénes somos 

Los Caballeros de la Orden, soldados de Dios, somos jesuitas laicos, somos hombres y mujeres de frontera, dispuestos a estar en aquellos lugares donde hay situaciones de injusticia, donde otros no pueden o no quieren estar, donde se puede tener un efecto multiplicador en bien de la misión. Hombres preparados para responder a las necesidades de nuestro mundo, solidarizándonos con las víctimas de esta historia y así acompañar a Jesús rumbo a la cruz. Somos Compañeros de Jesús, amigos para la misión, y estamos al servicio de la Mayor Gloria de Dios.


Orden Caballeros del Papa en América
Los Jesuitas conquistaron Sud América para la Iglesia de Roma 
(dijo Lord Maculay)




Orden de Loyola 

Justicia y amor. Jesús nos está llamando a esto en el Evangelio de hoy. Sin esto, ¡ay de nosotros!!!

La justicia y el amor van de la mano. La justicia no es venganza ni es castigo. Es ser justos. El amor es el corazón de los Cristianos vivientes; la justicia son sus manos y pies.


La justicia NO es ser justos como si dijéramos por ejemplo: "cualquier cosa está bien, siempre y cuando nadie salga herido." En la justicia, si no se está de acuerdo con las leyes de Dios, se hieren las personas. Ni siquiera el pecado más pequeño puede ser justificado.El pecador, es herido por la separación de Dios, aunque él o ella no reconozcan esa separación. "El punto" del pecado es herido, aunque el daño es visible como muchos otros, porque el efecto del pecado se esparce más allá de donde nosotros podemos ver.

Algunas veces pensamos que la justicia significa represalias; "ojo por ojo, diente por diente", esto es una clase de justicia no compensada. Cuando Jesús vino a redimir el mundo, él nos dio "la regla de oro":Hacerle a los otros, lo que quieres que te hagan a ti; aunque ellos puede que no lo hagan por ti; porque tú debes amar a tus enemigos y tú debes estás dispuesto a ir más allá por ellos.

Jesús nos enseñó a ir más allá de la predeterminación de: "hazle al otro lo que él te hizo a ti;" ¡aja!!!; aquí ahora estaríamos iguales. En Cristo, justicia significa protegernos a nosotros mismos de un daño más grande SIN un espíritu de venganza. Cuidar de hacer el bien a nuestros enemigos, mientras nosotros nos encargamos de nosotros mismos, sin esperar nada a cambio.

Algunas veces pensamos que si nadie exige los derechos dados por Dios, de ser tratados justamente, entonces "estaría bien pasar por alto las injusticias;" o si no vemos una manera de resolver las injusticias, "estaría bien no hacer nada acerca de esto".

Es por eso; que todavía se permite en los lugares de trabajo que los abusadores sigan haciendo daño; que los prejuicios sigan manteniendo hundidos a los oprimidos y los insultos que humillan a otros, sean aceptados como simplemente un "desliz de la educación" - ¡ inclusive en la Iglesia !!!

¡Ay de nosotros por las injusticias de la sociedad, cuando nosotros quienes somos la Iglesia, no estamos enseñando lo que realmente es la justicia!

La verdadera justicia está descrita en la primera lectura de hoy:"Aflicción y angustia le vendrá a todo el que haga el mal."Ay de ti porque estás sembrando lo que cosechas. La rabia de Dios está basada en una preocupación continua por aquellos quienes son cogidos en las trampas del pecado. Él está molesto por la elección que hacemos a causa de nosotros hacer el mal. !Qué auto-castigo tan angustioso!!!

El reto que tenemos al frente de nosotros es: Aprender lo que podemos hacer acerca de las injusticias que Dios nos trae a nuestra atención (Tratar de recordar lo injusto que hemos actuado); luego discernir cuándo y dónde y cómo tomar acción (para tratar de reparar lo que se pueda), preocupándonos por las víctimas y también preocupándonos por aquellos quienes están cometiendo o les están cometiendo (todavía) injusticias. Si no decimos SI a este reto, ¡ay de nosotros!!!

Esto es tan importante; muy, muy importante, que yo desearía poner estas palabras en la pared de tu casa y de tu oficina y de tu parroquia, en letras de colores grandes. ¡Ninguna injusticia puede ser justificable-mente ignorada, por ninguna razón!!!

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