sábado, 26 de octubre de 2013

Declaración de los Provinciales jesuitas en Europa, Oriente Medio y África-Madagascar Migraciones y asilo hoy - "No podemos poner fronteras a nuestra preocupación".



Roma, viernes 25 de octubre de 2013 

 Todos hemos visto, en las últimas semanas, el terrible sufrimiento causado a los inmigrantes y sus familias, de forma dramática en la reciente tragedia de Lampedusa. En los últimos veinte años, miles de personas han muerto en su intento de llegar a Europa. El Papa Francisco visitó Lampedusa y expresó su indignación y pesar por el sufrimiento desesperado de los inmigrantes. Los Provinciales jesuitas y los Superiores Mayores de Europa, Oriente Medio y África-Madagascar representamos a más de 6.000 jesuitas en dos continentes. Nos unimos al Papa en su preocupación por los migrantes, que corren enormes riesgos para encontrar una vida mejor y huir de situaciones que ponen en peligro su vida en sus países de origen. Hacemos esta declaración porque creemos que este es un momento de urgencia para nuestras sociedades frente a esta grave cuestión moral.


Salvar vidas - un imperativo moral básico 

Las razones de los flujos migratorios y de los refugiados son complejas. Entre las más significativas están las guerras, las persecuciones, la inestabilidad económica, las catástrofes naturales y los estados que fracasan en atender a su población. Sean las razones que sean, la tragedia de Lampedusa nos enseña que todos estamos llamados de nuevo a nuestro deber humano fundamental de salvar vidas. No podemos escapar a este imperativo moral.

Detener el suministro de armas a África 

Europa debe asumir su parte de responsabilidad en los flujos migratorios globales. Muchos estados europeos o sus empresas suministran armas a África, a menudo de forma encubierta. Estos suministros alimentan los conflictos, que, a su vez, alimentan las corrientes migratorias. Nuestro mundo está tan interconectado que no podemos situar la frontera de nuestra preocupación en el Mediterráneo.

El Reglamento de Dublín 

Muchos países europeos son hospitalarios con los solicitantes de asilo. Pero el "Reglamento de Dublín" -que establece que el primer país al que se llega tiene la responsabilidad de evaluar las solicitudes de asilo-, no facilita un reparto equitativo de los flujos de asilo. Todos los países de Europa deben apoyarse mutuamente con solidaridad en este tema y deben asumir la responsabilidad conjunta en temas de asilo y migraciones.


Parar la detención de solicitantes de asilo, mejorar las condiciones de los inmigrantes detenidos.

 - Nos oponemos a la detención de solicitantes de asilo. Hay alternativas a la detención; algunos gobiernos los han utilizado y han funcionado bien. - Los niños, ya sean inmigrantes o solicitantes de asilo, deben contar con una mayor protección. Además, debe garantizarse su derecho a una educación de calidad. - Las condiciones de detención de los migrantes suelen ser inhumanas. Aunque somos conscientes de que los gobiernos y sus sistemas de protección social se han reducido, las condiciones humanas básicas y la atención de las necesidades espirituales son moralmente obligatorias.



No involucrarse en discursos políticos extremos 

Estamos preocupados por la forma en que un amplio espectro de políticos se deja influenciar por la extrema derecha. A medida que la búsqueda de votos y el éxito electoral se hacen más intensos, el discurso político se encuentra en peligro de caer en el populismo más extremista. Hacemos un llamamiento a los políticos para que estos extremistas no dicten el tono del debate político. La Europa del siglo XX nos muestra la tragedia de lo que ocurre cuando se permite que grupos extremistas fijen la agenda y tomen el control. Instamos a los países de origen de los inmigrantes a trabajar por la paz y la justicia, para que todos sus ciudadanos puedan encontrar un hogar seguro para sus familias.


Apoyar a los que ayudan a mejorar las cosas 

Nos felicitamos por los valientes esfuerzos de tantas conferencias episcopales, grupos religiosos y ONGs en Europa, que han hecho del servicio a los refugiados e inmigrantes y su defensa una gran prioridad. Como jesuitas, agradecemos especialmente su trabajo al JRS (Servicio Jesuita a Refugiados), al SJM (Servicio Jesuita a Migrantes) en España y otras organizaciones jesuitas, por todo el trabajo que hacen con compromiso y profesionalidad. Como Compañía de Jesús en Europa, Oriente Medio y África-Madagascar, renovamos nuestro compromiso al servicio de los marginados y los más pobres entre los pobres en nuestros países y encomendamos a los inmigrantes a las oraciones de los creyentes y al cuidado y la preocupación de todas las personas de buena voluntad.

Nota: Los Provinciales jesuitas de Europa y Oriente Medio aprobaron esta declaración en su reunión anual en Roma, del 17 al 23 octubre de 2013. Los Provinciales jesuitas de África y Madagascar la aprobaron por medios electrónicos.

Conferencia de los Provinciales Jesuitas de Europa 
Declaración sobre Siria Roma, 

viernes 25 de octubre de 2013




Nosotros, los Provinciales Jesuitas, como superiores mayores de Oriente Medio y de Europa, acogemos con calor las recientes palabras del Santo Padre sobre Siria. Con toda su fuerza, ha alertado a la opinión pública internacional sobre la tragedia de Siria y ha pedido "...a todas las partes en el conflicto que escuchen la voz de su conciencia y que no se cierren exclusivamente a sus propios intereses" (Papa Francisco, Angelus, 1 septiembre 2013). Con él, también nosotros declaramos que "jamás el uso de la violencia trajo como resultado la paz", sino que el único camino hacia la paz es a través de una cultura de encuentro y de diálogo.

Pasos hacia la paz 

Por tanto, nos alegramos del cese de las amenazas de ataques aéreos contra Siria y damos nuestro apoyo al proceso que tiene por objeto la destrucción de las armas químicas que se encuentran en territorio de Siria. Damos la bienvenida a una conferencia de paz para Siria que comienza ahora y urgimos para que este proceso avance rápido, valiente y firmemente. Pedimos a todas las partes en conflicto, así como a la comunidad internacional: 

- Buscar urgentemente un alto el fuego garantizado por una autoridad internacional; 
- Establecer una hoja de ruta que prepare el encuentro de todas las partes en conflicto; 
- Convocar una conferencia de paz que alcance un acuerdo común y que salvaguarde la vida del pueblo sirio.

Movilización social y civil 

A la vez, llamamos una vez más a la movilización de la sociedad civil y de las agencias sociales para ayudar al pueblo de Siria que afronta una de las más importantes tragedias humanitarias de este siglo. Continúa siendo una necesidad urgente el cuidado de las personas refugiadas, tanto dentro como fuera del país (aproximadamente la cuarta parte del total de la población), el abastecimiento de alimentos, medicamentos y ayudas médicas, la liberación de rehenes y personas detenidas y la apertura de las instituciones educativas.

Los intereses en juego 

También queremos llamar la atención sobre la necesidad del reconocimiento y la designación de los intereses que están realmente en juego, tanto en lo local, como en lo regional y en lo internacional, y que, desgraciadamente, no siempre se corresponden con los intereses del pueblo de Siria. Particularmente, queremos llamar a la reflexión sobre las consecuencias de la producción y el comercio de las armas; pedimos que cese la entrega y venta de armas a las partes en conflicto.

Discernimiento necesario 

Con la más amplia comunidad internacional, querríamos igualmente urgir al rechazo a todo apoyo, tanto militar como diplomático, a cada una de las partes que abiertamente abogan por alguna forma de violencia, fanatismo o extremismo. El respeto a la dignidad de la persona y a los derechos humanos debería constituir un criterio y un punto preliminar y primario de referencia para toda la ayuda material.


Las comunidades cristianas en Siria 

Finalmente, señalamos particularmente el maltrato y el ensañamiento con las comunidades cristianas que viven en Siria. Estas comunidades, presentes en Siria desde los orígenes del cristianismo, constituyen un elemento inseparable de su entramado social y de su riqueza cultural y contribuyen activamente a su desarrollo. Las soluciones que proponen el exilio o la eliminación de estas comunidades son inaceptables. Queremos animar a estas comunidades cristianas y queremos asegurarles que pueden jugar un papel valioso en sus sociedades con el testimonio fiel del Evangelio: un evangelio que llama a la paz, la justicia, el perdón, el entendimiento y la reconciliación.



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"La Botica de Jackeline"
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