miércoles, 1 de mayo de 2013

Los Jesuitas y Las Escuelas





Desde que en 1523 San Ignacio de Loyola fundara la Compañía de Jesús esta se destacó desde sus inicios como una organización preocupada por la expansión del conocimiento  y las nuevas formas de entenderlo

Quizá la obra más conocida de la Compañía de Jesús iniciada por Ignacio fuera la educación, pero es curioso ver que él, al comienzo, no tenía intención de incluir la enseñanza entre las actividades de los jesuitas. Como se mencionó ya, la intención de los primeros miembros era ponerse a disposición del Papa para ir a donde fueran más necesarios. Para 1548 Ignacio había abierto escuelas ya en Italia, Portugal, Holanda, España, Alemania e India, pero estaban destinadas principalmente a la educación de los novicios y aspirantes a jesuitas. La apertura de diez colegios en seis años indicaba el rápido crecimiento de los jesuitas. Pero en 1548, a petición de los magistrados de Mesina en Sicilia, se incorporaron alumnos laicos así como jesuitas. Pronto a juzgar por las ciudades, se hizo evidente que este trabajo era efectivamente uno de los modos más eficaces de corregir la ignoracia y corrupción entre el clero y los fieles, detener el retroceso de la Iglesia ante la Reforma, y cumplir el lema de la Compañía de Jesús: Ad Majorem Dei Gloriam — para la mayor gloria de Dios.

Ignacio expresó esto en carta al Padre Araoz, "Cuanto más universal es el bien, más divino es. Por lo tanto se debe dar preferencia a aquellas personas y lugares que, a través de su propia mejora, se convierten en una causa que puede extender el bien logrado a muchos otros, que están bajo su influencia o toman orientación de ellos...Por la misma razón, también, se debe mostrar preferencia a la ayuda que se otorga a...universidades, a las que normalmente acuden muchas personas que al recibir ayuda, se convierten en trabajadores para la ayuda de otros."

Esto estaba de acuerdo con uno de los principios de Ignacio para escoger apostolados: en igualdad de oportunidades, escoger los apostolados que influyen sobre aquellos que tienen más impacto sobre otros. Quizá esta idea fue mejor expresada en una carta que escribió sobre la fundación de colegios universitarios en Diciembre de 1551: "De entre los que ahora son solamente estudiantes, a su hora algunos saldrán a jugar diversos papeles — unos a predicar y dedicarse al cuidado de las almas, otros al gobierno de la tierra y a la administración de la justicia, y otros a vocaciones diversas. Finalmente, como los jóvenes se hacen hombres, su buena formación en vida y en doctrina será beneficiosa para muchos otros, y los frutos se extenderán más ampliamente día tras día." Desde entonces, Ignacio ayudó a establecer escuelas y universidades jesuitas por toda Europa y el mundo entero.



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